lunes, 23 de noviembre de 2009

Conectadas

Como mucha gente me lo pidió, luego de la jornada que hicimos el viernes 13 en la UP, aquí está. El que sigue es el texto de cierre de la jornada Mujeres Online Latam, escrito por Laura Cambra. Gracias!

Las mujeres siempre estamos conectadas. Estamos online de la mañana a la noche, los siete días de la semana, los doce meses del año.
Estamos conectadas con nuestras parejas, amantes, amigos con derecho a roce, esposos y touch and go. Conectadas con sus preocupaciones, problemas y estados de ánimo.
Estamos conectadas con nuestros hijos que, sean chicos o grandes, mantienen en excelente estado de conservación el cordón umbilical –bueno, a veces también colaboramos nosotras– y aunque se haga flexible y elástico, no termina de cortarse.
Estamos conectadas con nuestros amigos y amigas que nos sostienen y nos acompañan y a los que sostenemos y acompañamos tanto cuando hay que festejar como cuando las fuerzas nos abandonan.
Estamos conectadas con desayunos, almuerzos, meriendas y cenas –¿alguna vez pensaron que una familia tipo consume mensualmente cuatrocientas cuarenta y ocho comidas? No, claro, mejor no pensarlo–; con cumpleaños y celebraciones. Con tareas escolares, orientación vocacional y consultoría sentimental y existencial de hijos, amigos y familiares.
Estamos conectadas con el lavarropas, el secador de pelo y/o la planchita. Con el microondas, la lustradora y la aspiradora. Y, a veces, con aparatos que, aunque son horribles, adelgazan, tonifican, rejuvenecen y embellecen. Conectadas con la moda. Con nuestro cuerpo al que invariablemente le sobra o le falta algo en algún lugar preciso (o en muchos). Con el pelo que nunca es el que hubiésemos querido tener.
Estamos conectadas con nuestras emociones que van desde la ternura a la ira, pasando por la envidia inconfesable, la pasión desenfrenada y el odio visceral.
Estamos conectadas por igual con lo que sucede en nuestra casa y con lo que pasa en el mundo.
Conectadas con nuestros trabajos, profesiones u oficios. Con los desafíos que se nos presentan cada día y que afrontamos con el coraje y el entusiasmo que sólo las mujeres podemos encontrar bajo las numerosas piedras que tiene el camino.
Estamos conectadas. Estamos online.
También en la web, ese espacio que utilizamos para chismosear o buscar una receta de cocina o comprarnos ese par de aros divinos cuya misión más importante será hacernos sentir lindas. Pero sobre todo para expresarnos, para crear, para crecer y para estar en red con otras mujeres.
Somos multitasking. Siempre estamos haciendo varias cosas al mismo tiempo y, lo más importante, sin dejar de pensar en lo que deseamos y cómo lograrlo.
Hemos pasado mucho tiempo observando qué hacen los hombres y cómo lo hacen. Y, por lo general, llegamos a la conclusión de que si hiciéramos las mismas cosas, las haríamos de una manera muy diferente.
En ese tiempo de observación, registramos y procesamos información acerca de confusiones, rutas fallidas e intentos truncos. Y ahora que estamos en el camino, nos enfocamos en nuestros objetivos, no nos distraemos –porque ya se habrán dado cuenta de que hacer muchas cosas simultáneamente no es estar distraídas– y, por supuesto, no nos perdemos.
Sabemos que postergar no es lo mismo que renunciar. Y sólo postergamos. Es decir, tomamos decisiones que a veces son dolorosas pero no nos rendimos porque somos conscientes de que en nuestros sueños está el motor que nos impulsa.
Y todo eso es porque siempre estamos conectadas.

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